“Mira con amor a las Escuelas Pías, Señor. Haznos capaces de ser fieles a tu Evangelio y al carisma de Calasanz. Ven con tu Espíritu para hacernos mensajeros de tu Palabra entre los niños y los jóvenes, para servir donde Tú nos envíes. Ven con tu Espíritu sobre cada uno de nosotros, para que podamos llevar a plenitud nuestra vocación, conscientes de que sin tu fuerza no somos capaces.
Ven con tu Espíritu a cada una de nuestras vidas: a las Escuelas Pías, en todas sus comunidades; a las Fraternidades Escolapias, en todas sus personas y proyectos. Ven a cada uno de los rincones en los que intentamos anunciar tu nombre y proclamar tus Bienaventuranzas; a los alumnos de los colegios, a los niños y jóvenes de los procesos educativos y pastorales, a todos los educadores y a todas las personas que hacen posible nuestra Misión; a nuestras parroquias, a nuestros Hogares, a los diversos proyectos de educación, evangelización y transformación social que estamos impulsando y que ponemos bajo tu protección en este día.
Fortalece a todos los escolapios que en todos los países del mundo trabajan por sembrar y anunciar tu Reino. Necesitamos acoger el Espíritu con el que enriqueciste a Calasanz para poder transformarnos en dignos cooperadores de la Verdad.
Te agradecemos la vida y la vocación de todos los escolapios que dieron lo mejor de sí mismos por las Escuelas Pías, y que ya no están entre nosotros. Dales la plenitud de la Vida en la que siempre esperaron.
Concédenos el precioso don de la fidelidad vocacional. Amén”.