Queridos hermanos:
Como todos sabéis, hoy, día 26 de septiembre, es la Jornada de Oración por los jóvenes de nuestra Orden, que crecen entre nosotros con el profundo y generoso deseo de ser religiosos y sacerdotes escolapios, al servicio de la Misión encomendada por la Iglesia a nuestras Escuelas Pías.
Es una Jornada en la que todos nosotros nos constituimos en «cuerpo orante», pidiendo al Señor por cada uno de los jóvenes a los que Él mismo ha llamado a ser escolapios. La llamada, la vocación, es de Dios. Por eso oramos para que quien «comenzó en cada uno la obra buena, Él mismo la lleve a término».
Tenéis en vuestras comunidades la lista completa de los jóvenes escolapios. Orad por cada uno. Aunque no les conozcáis, ellos son las personas que el Señor nos da dado como hermanos y compañeros de camino. Ellos son los escolapios que la Orden necesita.
Podemos pedir al Señor muchos dones para nuestros jóvenes. Yo os invito a orar especialmente por uno de estos dones, inspirado en las palabras que el Papa Francisco dirigió a todos los seminaristas con motivo del Año de la Fe: «Que cuanto más os llame la misión a ir a las periferias existenciales, más unido esté vuestro corazón al de Cristo, lleno de misericordia y de amor. iAhí reside el secreto de la fecundidad pastoral, de la fecundidad de un discípulo del Señor! Jesús envía a los suyos sin <<bolsa, ni alforja, ni sandalias» (Le 10, 4}. La difusión del Evangelio no la aseguran ni el número de personas, ni el prestigio de la institución, ni la cantidad de recursos disponibles. Lo que importa es estar impregnados del amor de Cristo, dejarse conducir por el Espíritu Santo e injertar la propia vida en el árbol de la vida, que es la cruz del Señor».
Pidamos al Señor que todos nuestros jóvenes crezcan y vivan centrados en Jesús, viviendo intensamente el seguimiento de Aquél que les llamó, deseosos de vivir sólo para Él y de servirle sólo a Él.
Recibid un abrazo fraterno
Pedro Aguado, P. General