Los déficits de aprendizaje ya eran considerables antes de la pandemia, pero se profundizaron cuando la COVID-19 paralizó los sistemas educativos de todo el mundo. Hemos de actuar con rapidez y determinación. Y para ello, sugerimos cuatro pistas:
- Los países deben mantener las escuelas abiertas y aumentar las horas de instrucción semanales.
- Para acelerar el aprendizaje, las instituciones deben ajustarse cuidadosamente al nivel de aprendizaje de los estudiantes y no según la edad o el grado.
- Es fundamental hacer hincapié en el aprendizaje básico (alfabetización, arotmética y habilidades sociales) sin sobrecargar contenidos.
- Por último —y lo que es más importante—, debemos lograr que la recuperación de la crisis del aprendizaje sea una de las prioridades políticas y financieras.
El artículo completo lo encontramos en http://bitly.ws/x928