Estaba la Madre Teresa de Calcuta atendiendo a un moribundo que había recogido en la calle y le preguntó con dulzura si creía en Dios. El enfermo le dijo que había tenido una vida tan desdichada que nunca había tenido la oportunidad de practica religión alguna. Así que, no sabía si creía o no en Dios porque nadie le había hablado de Él, ni tan siquiera sus padres.
La conversación siguió amablemente y al despedirse de la Madre Teresa le dijo que si Dios existiera de verdad, debería de parecerse a la ternura y la compasión con la que esa religiosa le estaba consolando en el tramo final de su vida.
Con los actos de compasión que podemos hacer en nuestra vida, somos instrumentos del amor con el que Dios ama a la Humanidad. Somos en cierto modo, ministros de la misericordia entrañable de Dios que es Amor; especialmente para los más pobres. La compasión es una virtud que se deriva del valor del amor. La verdadera compasión consiste en percibir la angustia ajena y hacerla nuestra.
La compasión no puede esperar, hay que actuar en el preciso instante en que alguien nos necesita. Muchas veces es más cómodo no involucrarnos en la angustia de los demás, bajo pretexto de que somos discretos y prudentes; cuando en realidad lo que sucede es que estamos siendo controlados por nuestro egoísmo.
La sabiduría popular nos ha dejado frases muy iluminadoras sobre la compasión. Les invito a que la escriban en una cartulina y las pongan en casa durante este mes de julio.
No tengas sólo piedad de los ciegos y de los tullidos; tenla también de los malvados, que tienen la desdicha de ser inválidos de espíritu Epicteto
Si no hubiera más piedad entre los pobres que entre los ricos, los mendigos hubieran muchas veces muerto de hambre. William Langland
Si quieres que otros sean felices, practica la compasión. Si quieres ser feliz tú, practica la compasión Dalái Lama
Odia el delito y compadece al delincuente. Concepción Arenal
¿Quién necesita piedad, sino aquellos que no tienen compasión de nadie? Albert Camus
Si conociéramos el último porqué de las cosas, tendríamos compasión hasta de las estrellas. Graham Greene