Esta evidencia ha de hacerse palpable en la Fraternidad.
Hay una vocación común, unos rasgos que todos compartismo: el seguir a Jesús en comunidad desde las huellas de Calasanz.
Cada uno es único y es llamado por el Señor a seguir su vocación: religiosos o laicos, con una u otra profesión, con distintas sensibilidades y cualidades,… No basta la vocación común, sino que además cada cual ha de ser fiel a lo que Dios y los demás esperan de él.
Conviene que vayan cristalizando algunas vocaciones en la Fraternidad: la vida religiosa, la familia cristiana, la misión educativa escolapia, los escolapios laicos, algunos ministerios necesarios que tengan su cariz vocacional,… sabiendo que siempre la diversidad vocacional es mayor de lo que nos podamos imaginar, pues viene del mismo Dios.
Valorar las distintas vocaciones, cuidarlas, ponerlas siempre al servicio de la comunidad y la misión, son tareas claves para que una Fraternidad siga avanzando.
PARA LA PERVIVENCIA Y FORTALECIMIENTO
1.Claridad en la identidad y funcionamiento de la Fraternidad y sus miembros.
2.Lugar real en la Demarcación donde compartir espiritualidad, vida y misión
3.Participación adecuada de los religiosos en la Fraternidad
4.Flujo de nuevas incorporaciones
5.Participación en la Fraternidad local, demarcacional y general.
PARA AVANZAR MÁS JUNTO CON LA DEMARCACIÓN ESCOLAPIA Y LA ORDEN
6.Impulso de la diversidad vocacional
7.Ministerios escolapios de forma compartida entre la Demarcación y Fraternidad
8.Modelo de presencia escolapia de todos los ámbitos en un proyecto compartido
9.Movimiento Calasanz
10.Plantear la participación en Itaka – Escolapios.